CRISPINA

C R I S P I N A

En  El País del Arco Iris

UNA HISTORIA AUTORIZADA PARA GENTE CON IMAGINACIÓN

DEDICADO A TOD@S AQUELL@S QUE ALGUNA VEZ SE INTERESARON POR ESTA HISTORIA

José Miguel de Aranda. Año 2000

CAPÍTULO I

La historia que os voy a contar sucedió en este lugar no hace mucho tiempo; en un pueblo no muy lejos de aquí.

 Todo comenzó una mañana cualquiera de un día corriente, al amanecer. La gente del pueblo se despertaba de manera perezosa como cualquier otro día, sin fijarse en los pequeños detalles... como en que las cosas,  ¡¡ iban perdiendo su color!!

Sólo una niña se dio cuenta de ese detalle aquella mañana. Nuestra protagonista se llamaba Crispina, no tendría más de ocho o nueve años; era huérfana, ya que sus padres habían muerto en un accidente de tráfico cuando ella era todavía un bebé. Desde entonces se había hecho cargo de ella una tía suya, la tía Frasquita.

La tía Frasquita, solterona de por lo menos 60 años era un poco sorda, un poco pesada, veía más bien regular y a veces (las más) era muy cascarrabias. Eso sí, quería a Crispina como si fuese su propia hija.

- ¿Dónde se habrá metido esta criatura?-pensaba la tía Frasquita-¡Con lo que va a caer!

 Crispina, se había levantado y antes de desayunar había bajado al jardín para darle de comer a un pajarito que se había caído del nido hacía unos días. Se subió al árbol y se alegró de ver como su pajarico seguía vivo... Pero, con la emoción, casi que ni se dió cuenta inmediatamente.

Al bajarse del árbol, fue cuando se percató del problema.

Parecía como si en un dibujo, te hubieras olvidado de terminar de colorearlo.

El color se iba difuminando, desapareciendo misteriosa  y alarmantemente sin que ella pudiera hacer ¡nada!

- ¡Tía Frasquita!-gritó Crispina entrando en la casa- ¿Aún no te das cuenta de lo que pasa?

- ¡Que va a caer un tormentazo! ¡Cierra la puerta, chiquilla loca! ¡Mira que pelos traes!

-¡Lloviendo y en la calle! ¿Qué es lo que dices que pasa? -preguntó la tía, al fin, de mala gana.

-¡Que se va el color de las cosaas! ¡¡Fíjate en el aparador y en la mesa!! ¡Tu vestidoo!

- ¡El jarrón también ha perdido el color! ¿Es que no te das cuenta?

- Ya sabes  que no veo bien, además está lloviendo y hay poca luz ¡Qué cosas se te ocurren! Sieeempre igual, inventando historias increíbles. 

 Ahora mismo subes y te pones unos zapatos y...

 - ¡Tía por favor! ¡No es una historia mía!

- Anda y hazme caso, luego me lo cuentas.

    Crispina obedeció a regañadientes, sabiendo que su tía nunca la creería. Tenía que encontrar a alguien que se diera cuenta del problema.

CAPÍTULO II

Mientras tanto la gente del pueblo se iba reuniendo, aunque nadie sabía para qué. La gente sospechaba el problema, pero ninguno se atrevía a hablar de él.

-    ¿Qué haces aquí? ¿Y tú? -se preguntaban unos a otros-.

Aunque era un día de trabajo normal, todos aguardaban a que llegara alguien que les explicara qué es lo que hacían allí y por qué todo estaba tan cambiado.

   De repente, se escuchó un golpe seco proveniente del - ahora descolorido- viejo kiosco de música situado en la plaza del pueblo. ¡Pun! ¡Pun!

 En el centro del kiosco apareció un anciano un tanto andrajoso y barbudo al que le acompañaba un imponente gato negro.

-¿Es qué nadie va a hablar del enorme problema que hay en el pueblo? -gritó el anciano a los cuatro vientos-

Al oír aquellas palabras todo el mundo allí congregado enmudeció como por ensalmo.

El anciano se sentó y comenzó a hablar:

- Naturalmente os habréis fijado en que las cosas van poco a poco perdiendo su color, fijaos en vuestra ropa, en el cielo, en el suelo...

   La gente allí agolpada, por fin comenzó a darse cuenta de la dramática situación. El anciano dijo tener la solución...

-          Sólo un niño con el suficiente valor podrá devolvernos el color. Necesito a la criatura más valiente de este lugar -añadió el barbudo anciano-.

-          ¡¡ Yo soy el más valiente!! -gritaba un niño- ¡No que soy yo!- decía otro.

De repente y chillando irrumpió en la plaza nuestra amiga Crispina:

   -¡¡ Se ha ido el color!! ¡Os digo que se ha ido el color  de las cosas!

Al oír aquellas palabras, el anciano se levantó y golpeó el suelo de nuevo con su bastón diciendo:

   - Sin duda alguna, esta niña es la criatura más valiente del lugar. Es la única persona que se ha atrevido a hablar en voz alta del grave problema. Además mis animales mágicos están con ella. Ella nos traerá la solución.

   -¿Yo? ¿Cómo? ¿Qué? -balbuceó Crispina-

CAPÍTULO III

Así fue como Crispina fue elegida por  Topek -que así se llamaba el anciano- para emprender una tarea sólo comparable a los 12 trabajos de Hércules: devolver el color a su pueblo.

    Topek le comunicó que debería dirigirse rumbo a El País del Arcoíris y de allí recoger los 4 Cristales Primarios, los cuales le posibilitarían al anciano el conjuro del color.

   Topek acompañó a Crispina a su casa para hablar con su tía y comunicarle la importante decisión.

  -   ¡Crispina no irá a ningún lado viejo loco!-gritaba la pobre tía todavía confundida con el problema-¿Por qué no va usted con sus bichos a por él?

   - ¡Pero tía si ya te lo ha explicado mil veces! ¡A mí no me importa! Estamos de vacaciones y además no hace ningún frío. Yo sé cuidarme ¡Ya soy mayoor!

   - ¡Está bien! Pero a la hora de cenar te quiero aquí ¿Te enteras? Además te llevarás la merienda que te voy a preparar.

-   Y usted dígale a ese gato que se quite de la entrada que después se mea y tengo que limpiarlo ¡Zape!-terminó Frasquita gritándole al gato de Topek.

La tía Frasquita le da las últimas recomendaciones a Crispina

 - Dile al maldito pajarraco que se esté quieto ¡Que me va a romper todo! Aquí tienes fruta y un batido, ¡Tómatelo todo!

- Sí tía ¡Pesada!¡Siempre ..!

       Su tía la interrumpió dándole un fuerte beso de esos que suenan y añadió:-Hija mía ¡Te quiero mucho!

 ¡Cuídate! ¡Arréglate esa ropa y el pelo!

Todo el pueblo acudió a la despedida de Crispina.

 -¡Tráenos el color! ¡Vuelve pronto! ¡Eres la mejor! -gritaban unos y otros-

Una última cosa he de decirte pequeña -dijo Topek- escucha bien estas dos cosas que te digo. Primero: Nunca, mires hacia atrás ¿Lo oyes? Segundo: Si te encuentras con algún animal o personaje extraño y te pregunta algo sólo debes responder si o no. Si sigues mis consejos antes de que salga la Luna estarás de vuelta ¿Has entendido Crispina?

   Crispina estaba muy nerviosa con tanta agitación que respondió casi automáticamente:

¡Por supuesto! ¡Volveré dentro de un rato!

FIN DE LA PRIMERA PARTE

Crispina anduvo y anduvo siempre con la irresistible tentación de volver la vista atrás para ver como a sus espaldas quedaba lo que más quería.

   Conforme y se alejaba,  el color iba notándose cada vez más -¡Qué alegría!- pensaba- ¡Con lo fácil que es que las cosas tengan su color!

   - Creo que es la hora de merendar así que voy a descansar un ratito y voy a comer un poco para reponer fuerzas-se dijo para si.

  - ¡Qué ganas tengo de mirar atrás! ¡Quizás el color ya haya vuelto al pueblo! Porque por aquí todo es precioso. Incluso parece que oigo algo.

- ¡Decidido! Después de merendar me subiré en las rocas que acabo de pasar y miraré hacia abajo.

 CAPÍTULO IV

¿Os podéis imaginar lo que ocurrió?

 Efectivamente, en el momento en que Crispina iba a darse la vuelta, todo- y cuando digo TODO es TODO- cambió de repente: el color desapareció y la noche llegó con la Luna, que amenazadora se cernía en el horizonte.

   El alma de Crispina se le encogió tanto, que casi le cabía en el espacio que hay entre uña y carne.

 

  ¿¡¡Cómo podía haber olvidado tan pronto las palabras de Topek!!?

   Ahora las consecuencias podían ser imprevisibles.

   Sentía frío por dentro y por fuera de su cuerpo.

   Veía además como los árboles comenzaban a marchitarse y a perder las hojas. Todo iba cambiando tan rápidamente como si fuera viajando en un tren y el paisaje desfilara velozmente sin parar. Crispina no tenía tiempo ni de llorar.

Le parecía estar limpiando el suelo de casa de su tía. Pero ella sabía muy bien que estaba atrapada y lo más grave era que no sabía dónde.

               ¡Todo había sido un mal sueño! Con el sueño había recordado el primer consejo del anciano Topek pero...¡¡había olvidado el otro!!

 

             Estaba tan triste que comenzó a llorar. Ahora tenía todo el tiempo del mundo para hacerlo. Así que lloró y lloró. No exagero al deciros que llovía de sus ojos.Tanto lloró que...Un auténtico río de lágrimas se formó a sus pies.

  Cuando al fin paró, oyó a alguien susurrar su nombre:

-¡Crispinaa!

   Ella no sabía qué hacer. Por segunda vez en su aventura sintió miedo. Que digo miedo, ¡pánico!

             -¡¡Crispinaa!!-volvió a oír a su lado-

   Allí  estaba ese ser… extraño y repugnante al mismo tiempo, sentado, mirándola de soslayo con su único ojo tábido en una cabeza de león con ojos de sapo, cuerpo de serpiente y patas de gallo.

Crispina ni se inmutó cuando ladeó la cabeza para observarlo. En ese mismo instante recordó las últimas palabras de Topek (No digas nada, tan sólo responde sí o no)

- Veo que has recordado el consejo del viejo hechicero. Dime ¿estás triste?

   Crispina fue a responder si, cuando el ser extraño... Desapareció. También, parte del paisaje, aunque ella no se daba bien cuenta porque sólo miraba de reojo. Parecía que el río de lágrimas había aumentado hasta convertirse en una gran charca.

    -¿Qué hacer ahora? -se preguntaba angustiada nuestra heroína.

   - Quizás encuentre alguna señal que me conduzca a Arcoirislandia, si tan sólo tuviese una pista. Pero... ¿Qué es eso?

 ¡Es una ballena! ¡Parece amigable!

   

 ¿Por qué no iba a estar el País del Arco Iris bajo agua?-pensó-.Es lo más normal. Ya se sabe que al arco Iris le gusta el agua pues sale después de llover -añadió en voz alta- Felicitándose por tan prodigioso alarde de lógica infantil, se arrojó de cabezas a la charca con la esperanza de encontrar algún indicio o señal.

Aunque el razonamiento de Crispina os pareciera simple, estaba ya muy cerca de conseguir por lo menos llegar al País del Color. Ahora, el principal problema no era mirar atrás, pues ya era imposible saber por qué lugar iba, venía y desaparecía; el principal problema eran las criaturas extrañas que poblaban aquel ignoto lugar. Además se estaba haciendo de noche...

Crispina vio luz y emergió de la charca -increíblemente seca- en una especie de cueva subterránea. Allí se encontró con Aldebarán señor de la gruta y portero de la ciudad principal del País del Arco Iris, el cual,  le entregó una antorcha y un vehículo, después de felicitarla por su trabajo  de astucia e imaginación.

   - Bravo muchacha, no desesperes;  pero cuídate del nigromante Urruk, él busca tu perdición.

            De la gruta surgió Crispina a lomos de una impresionante tortuga. La tortuga guió a Crispina hasta cierto lugar de la orilla.

 -Gracias amiga tortuga. Sabía que en el fondo de la charca encontraría algo. Pero... ¿Qué es aquello? ¿Una botella y una bolsita?

Poco a poco se iba haciendo de noche y Crispina recordó que su tía la esperaba para cenar. Cuando pensó en ello se sintió triste, pues reconoció que la aventura era más difícil que lo que ella supuso. En eso estaba cuando de la botellita comenzó a salir un humito, Crispina acercó su antorcha y de pronto...

            Se vio situada en un paisaje distinto, en el centro de una cruz, observando como de la nubecilla surgía un anansi, criatura extraña con 3 pares de brazos que la miraba y bailaba. Cuando terminó su baile ritual, se dirigió a ella con estas palabras:

   - No temas, no soy Urruk.Te llamas Crispina ¿verdad?

   - Sí -respondió con ganas nuestra amiga.

   - Supongo que quieres saber el camino ¿verdad?

   - ¡Si!

   - En esa bolsita encontrarás todo lo que necesitas.

   Crispina sintió unas enormes ganas de darle las gracias, pero se tapó la boca con las manos antes de que fuese demasiado tarde

            Al darse la vuelta el anansi desapareció, pero escuchó  no muy lejos una ronca y desagradable voz que le decía:

¡¡¡ Esta es la capital del país del Arco Iris niña,  dame la bolsita y te dejaré entrar!!!
 

¡¡ No, No!!-respondió Crispina a aquel ser monstruoso, que no era otro que el temido Urruk, el implacable nigromante.

   Crispina apretó la bolsa entre sus manos y de buenas a primeras creció tres metros en altura.

¡Apártate de mi bicho inmundo! ¡Ahora soy más poderosa que tú y te aplastaría como a una cucaracha de cocina!

  - ¡¡ No, no!! Por favor niñita, entra libremente en nuestro país. Has demostrado ser una persona valerosa siempre y te mereces lo que has venido a buscar.

      

Fue entonces cuando Crispina se dio cuenta que había hablado demasiado. Aún siendo tan grande temía las consecuencias de haber desoído el segundo consejo de Topek.

FIN DE LA SEGUNDA PARTE

 CAPÍTULO  V

   Mientras, en la otra parte del mundo, el anciano Topek gracias a sus poderes mágicos, contempla la escena del duelo entre Crispina y Urruk concentrándose en transmitirle a nuestra amiga toda la energía necesaria para poder superarlo. Pero al oír las palabras de Crispina, el anciano sintió como su poder mental disminuía, aumentando el de su adversario.

- ¡Pequeña idiota! ¿Creías que ibas a derrotar tan fácilmente al hechicero Urruk? ¡Yo te maldigo a vagar por el mundo con la memoria perdida y a no encontrar nunca lo que andas buscando!

   Esas fueron las terribles palabras que sumieron a Crispina en la más profunda de las pesadillas, olvidándose de todo, incluso de su nombre.

Cualquiera se hubiera dado cuenta que había llegado al País del Arcoíris, pues un gigantesco arco multicolor se destacaba en lo alto de los edificios de aquella ciudad. Pero, decidme, de qué le valía ahora si no era capaz de recordar ni quién era, ni dónde estaba, ni por qué estaba allí. Crispina, tumbada contemplando casi indiferente lo que tanto había deseado.

Al cabo de un rato, alguien apareció.

       - ¡Hola me llamo Dreamball! - le saludó un simpático habitante.

       - ¡Hola yo soy...! ¡No sé quién soy!

       - No te preocupes demasiado, le suele pasar a todos los flotantes.

       -¿Flotantes dices? -preguntó extrañada Crispina-.

       - Sí, seres que han perdido la memoria por algún hechizo de un malvado llamado Urruk que aterroriza a este país. Oye, ¿esa bolsa es tuya?

       - Puede ser -respondió Crispina. Tal vez la trajese cuando ese que dices me hechizó.

       - ¿Por qué no la abrimos? -dijo Dreamball. Quizás en ella pueda haber algo que te ayude a recordar.

       - No me atrevo.

       - Hazlo, yo te ayudaré.

       Y, queridos amigos, en el instante que Crispina tocó la bolsa, cayó fulminada.

            Mientras en el interior de una habitación lujosamente amueblada, quizás un palacio, un hombre vestido con una bata verde  habla con otro de ropajes exquisitos.

   - Gran Majestad debo informarle como portavoz de la Junta de Sabios que la pequeña enferma intrusa, ha entrado en situación crítica. Fallecerá, al menos que le sea practicado el Gran Tratamiento.

Por eso estoy aquí, para ser autorizado a llevarlo a cabo.

   - Doctor, proceda sin más dilación -añadió solemnemente la Gran Majestad del País del Arco Iris, mientras el Mayorbúho Real lo conducía a la salida.

    

     Mientras tanto en la Sala de tratamientos una enfermera atiende a nuestra pequeña amiga que está tumbada en una camilla.

   -Doctor, después de inyectarle el suero de la memoria, estas son las imágenes que disponemos de la flotante sin-nombre.

- Sin duda se trata de una niña humana que ha sido atraída hasta aquí por una razón muy poderosa, quizás relacionada con el Único -añadió el doctor. No tengo más remedio que pedir que venga Urruk para que la desencante antes de que muera de pena.

   -¡Un momento! se oyó una voz.

   Mientras, la sala de tratamiento se fue llenando de un  público variopinto y colorido, como no podía ser menos en un país como aquel. Alguien entre el público se adelantó y exclamó:

- ¡Yo sé quién es!, esa niña que ahí veis es, es...¡¡Crispina!!. ¡Es la niña más valiente al otro lado del Arcoiris!

- ¿Quiere usted decir que la conoce?

- Naturalmente, yo soy Malvís, el carnicero de su pueblo y estoy ahora mismo soñando.

- Entonces- añadió el doctor- asunto cerrado. Apaguemos la luz y gritemos su nombre.
 

De esta manera se las ingenió Topek, para -con su magia- inducir a Malvís a un sueño muy real y ayudar de esta forma a Crispina, que ya casi tenía en su mano la merecida recompensa por tan angustiante historia.

   No obstante, todavía tendría que conseguir los 4 cristales y regresar a su amado pueblo con su tía Frasquita.

              Al escuchar su nombre, Crispina despertó de su pesadilla rodeada de sus verdaderos amigos del País del Arcoíris, allí estaban Aldebarán, el portero; el Anansi de la botella y el duendecillo Dreamball.

 CAPÍTULO  VI - ¿FIN DE LA HISTORIA?

 

   Después de escuchar la historia completa, sus amigos decidieron solicitar una audiencia con la Gran Majestad para que le cediera 4 de los innumerables cristales de color que allí poseían.

            Al cabo de trescientos sesenta y cinco minutos exactos, Crispina entró en el Palacio Real y fue conducida al Salón del Trono, allí escuchó estas palabras:

-          Querida niña, se de todas las penalidades que has sufrido por salvar a tu pueblo. Por haber demostrado tanto coraje y valor, te regalaré un cesto repleto de cristales del Único y verdadero Arco Iris. Porque quiero que comuniques a todo el mundo que el Arco Iris nace aquí y también aquí muere y que posee como sabes todos los colores de todos los mundos.

   Crispina emocionada como nunca lo había estado en su vida, ni tan siquiera aquel día en que su tía le comunicó su verdadera historia, lloró dando las gracias por tan preciado tesoro, sabiendo que jamás de los jamases olvidaría aquel País.

   La Gran Majestad le entregó una carta dirigida a su viejo maestro Topek, indicándole que siguiera buscando a niños y niñas valerosos para que pudieran salvar el Planeta de la destrucción anunciada para el próximo milenio. 

FIN DE ESTA HISTORIA